green peace:
Y AHORA LA REALIDAD DE LOS FOCOS AHORRADORES Y SU RELACION CON GREEN PEACE:
Repartiendo focos con criterio político
Por: Sylvia Chafuen
Fecha: 19-03-2008
El presidente Evo Morales inauguró con pompa a comienzos de marzo la campaña de los focos con la entrega de 5 millones de focos fluorescentes compactos de 18 W a familias de escasos recursos en las ciudades de La Paz, El Alto, Cochabamba y Santa Cruz con el propósito de disminuir el consumo de energía eléctrica. Estos focos “ahorradores”, fabricados en China, financiados por Cuba y Venezuela, tienen aproximadamente la misma capacidad lumínica que un foco tradicional de filamento de tungsteno de 100 W pero tienen mayor duración. De acuerdo al ministro consejero de Venezuela, y al embajador de Cuba, en sus países el uso de este tipo de focos redujo las tarifas por energía eléctrica entre 30 y 50 %, y se supone que algo similar ocurriría en Bolivia.
Pero no todo es color de rosa. Estos focos contienen vapores de mercurio (Hg), un metal altamente tóxico, por lo que se deben extremar los cuidados a la hora de deshacerse de ellos si se rompen o queman. La Agencia de Medio Ambiente del Reino Unido ha publicado recientemente los 10 pasos a seguir antes de arrojar a la basura un foco roto, después de haber evacuado la habitación durante por lo menos 15 minutos y haber abierto las ventanas: 1. Usar guantes protectores; 2. Cubrirse la boca; 3. Conseguir una caja (no una bolsa); 4. Recoger los fragmentos grandes y colocarlos en la caja; 5. Recoger las astillas y pedazos pequeños con un papel o un pedazo de cartón y colocarlos en la caja; 6. Limpiar la zona utilizando un paño húmedo; 7. Poner el paño húmedo en la caja; 8. Sellar la caja utilizando cinta adhesiva; 9. Rotular el contenido de la caja “MERCURIO”; 10. Llevar la caja a un área donde se traten los desperdicios potencialmente peligrosos. En EUA, Canadá y la Unión Europea cientos de empresas se dedican a reciclar estos focos y tubos casi en su totalidad y cada usuario sabe dónde acudir. ¿Y en Bolivia? ¿A los vertederos municipales?
The Ellsworth American, de EUA, publicó un artículo donde relataba los costos en los que incurrió Brandy Bridges, un ama de casa de Maine, cuando por accidente rompió un tubo “ahorrador”. El costo de la instalación en su dormitorio (tubo más mano de obra) era de U$D 4.28 en esa ciudad, pero tuvo que pagar U$D 2000 a una empresa de limpieza ambiental, ya que encontraron en el dormitorio niveles de Hg seis veces más altos que el nivel considerado “seguro” en ese estado.
Pero la ruptura de un solo foco “ahorrador” en una habitación podría no representar mayor riesgo para la salud, ya que uno típico contiene de 4 a 8 mg de Hg. Ejemplo: si se rompe un foco en una habitación mediana de 25 m3 el Hg se volatilizaría y resultaría una concentración de Hg en el aire de esta habitación de 0.2 mg/m3. En una hora esta concentración disminuiría hasta llegar a casi cero. En EUA el límite riesgoso de una exposición promedio es de 0.05 mg/m3 de vapor de Hg metálico durante 8 horas. En nuestro ejemplo, comenzando con un valor estimado de 0.2 mg/m3 y asumiendo que el aire se renueva completamente en una hora, el promedio de la concentración de Hg durante 8 horas sería de 0.025 mg/m3. Por tanto, el peligro no radica en la exposición a la ruptura de un único foco sino a la acumulación del Hg en el cuerpo, donde sí puede producir efectos tóxicos en el sistema nervioso central, en los riñones y en el hígado. Luego, aunque estos focos contengan poco Hg es posible que causen serio daño si se tratan como basura corriente, ya que el Hg de los vertederos puede ingresar al aire y al resto del medio ambiente.
Sorprende que los ambientalistas apoyen el uso de estos focos “ahorradores” que, por ahora ni en el futuro cercano, no pueden fabricarse sin Hg. Estas mismas personas se ponen frenéticas con solo pensar en el Hg que despiden las plantas de energía y en la presencia de Hg en ciertos animales marinos y han generado tanto temor al Hg en el público que muchos gobiernos han lanzado programas hasta para reemplazar los termómetros de Hg. Así Environmental Defense, un grupo activista que impulsa el uso de focos “ahorradores” en EUA, en su página web define al Hg como “un metal pesado altamente tóxico que puede producir daño cerebral y dificultades de aprendizaje en fetos y en niños” y como “una de las formas de contaminación más venenosas”. Greenpeace también recomienda los focos “ahorradores” y simultáneamente deplora la contaminación producida por una fábrica de termómetros en India. Es más, los focos “ahorradores” no se fabrican ni en EUA, Canadá, o en la Unión Europea, donde existe una estricta regulación ambiental, sino en India y China, con estándares ambientales virtualmente inexistentes.
Así, mientras los comerciantes de estos focos y los ambientalistas alaban los ahorros en costo, sospechosamente omiten mencionar los costos personales y para la sociedad en deshacerse de ellos. Estos focos son mucho más caros que los incandescentes, emiten luz considerada de inferior calidad, representan una pesadilla si se rompen y requieren métodos de limpieza especiales. ¿Debe el gobierno imponernos costos tan altos, además de negarnos el derecho a elegir la fuente de iluminación, enfrentarnos a graves riesgos por su ruptura sin estar contemplados los métodos de su eliminación, solo para ahorrarnos un poco de dinero en nuestras facturas eléctricas? Todo suena más a otra decisión política sin asidero técnico.
*Bioquímica y Presidente del ICEES
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